sábado, 17 de diciembre de 2016

         
                 
                  COMENSALISMO Y PARASITISMO


          COMENSALISMO

Se conoce como comensalismo a un tipo de interacción que se da en la biología, donde una de las partes obtiene algún beneficio y la otra no sale favorecida, pero tampoco resulta perjudicada. El concepto procede de la expresión latina con mensa, que puede traducirse como “compartiendo mesa”.

La utilización original del término, por lo tanto, está vinculada a la relación que surge cuando los animales carroñeros persiguen a las especies de caza para comer las sobras que dejan éstas. El primer grupo, en definitiva, saca provecho de los recursos sobrantes de la segunda población.
Un claro ejemplo de comensalismo partiendo de dicha acepción y explicación es el que se establece entre los leones y los buitres que habitan en una zona concreta. Así, las mencionadas aves carroñeras lo que hacen es alimentarse de los restos de los cuerpos de animales que son asesinados y devorados por los citados felinos.
No obstante, cuando se habla de este tipo de relación entre especies animales lo frecuente es poner como ejemplo la que se establece entre los tiburones y las rémoras. Estas últimas son unos peces que cuentan con una ventosa en su extremidad superior y es la que aprovechan para adherirse a los cuerpos de los propios tiburones que en absoluto notan su presencia. De esta manera, dichas rémoras se alimentan de los restos de comida de aquellos.
Otro tipo de comensalismo es el inquilinismo. Esta relación implica a un organismo que se hospeda en otro, como el pájaro carpintero que agujerea los árboles para tener su refugio.
Otro de los ejemplos más habituales de inquilinismo es el que se da en las madrigueras de ratones del campo. Unos espacios donde además de estos roedores también viven insectos de diversa tipología que lo hacen es alimentarse de las raíces que allí crecen y de los residuos que quedan de los alimentos que toman los dueños de estos “hogares”.
La foresis, por otra parte, es la utilización de un segundo ser vivo como medio de transporte. Un ejemplo de este tipo de comensalismo ocurre con los peces que se desplazan sobre un tiburón.
En el caso de la metabiosis (también conocida como tanotocresia), el vínculo entre ambos organismos es indirecto, ya que uno utiliza algo del otro pero sólo después del fallecimiento del organismo en cuestión, como el cangrejo ermitaño que emplea la concha de caracol como protección.
Cabe destacar que existen otras interacciones biológicas más allá del comensalismo. En este sentido puede hablarse del parasitismo (con un organismo que incrementa su aptitud de reproducción a partir del detrimento de la aptitud reproductiva de otro) o mutualismo (un vínculo donde ambas especies incrementan su aptitud biológica).
De la misma forma también tenemos que hacer una especial mención a lo que se conoce como amensalismo. En este caso, la relación que se produce entre dos seres vivos es desproporcionada pues uno de ellos se ve perjudicado en esta interacción mientras que el otro no se ve afectado en absoluto. Este sería el caso, por ejemplo, de aquellos árboles que impiden que la luz del Sol llegue a las hierbas que crecen junto a ellos.


            
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                PARASITISMO

El parasitismo es el tipo de asociación y el modo de vida propios de los parásitos. Estos organismos viven a costa de otras especies, de las cuales se alimentan sin llegar a la matarlas.

Con el parasitismo, una de las especies (que actúa como hospedador o huésped) sufre una debilitación de su aptitud reproductiva ante la acción de la otra especie (el parásito), que se beneficia logrando mejorar su propia aptitud reproductiva.
Los parásitos pueden vivir en el interior del hospedador y recibir el nombre de endoparásitos, o residir en el exterior y conocerse como ectoparásitos. Los parásitos que finalmente matan al hospedador se denominan parasitoides.
El parasitismo puede definirse como un proceso que permite a una especie mejorar su capacidad de supervivencia a costa de otra, a quien utiliza para satisfacer sus necesidades básicas. Es importante destacar que la especie que actúa como huésped se ve perjudicada por esta interacción.
A lo largo de las distintas generaciones, la especie parásita termina produciendo transformaciones morfológicas y fisiológicas ya que la interacción queda establecida a partir de la selección natural.
Los propios parásitos pueden convertirse, a su vez, en huésped de una tercera especie, que recibe la denominación de hiperparásito. Se produce, en estos casos, una especie de cadena, donde el hiperparásito explota al parásito, y el parásito hace lo propio con el hospedador.
Los organismos huéspedes suelen desarrollar mecanismos de defensa para evitar el accionar de los parásitos. Ese el caso de las plantas que producen toxinas para disuadir a los hongos parásitos.
Más allá de la biología, se conoce como parasitismo al hábito de aquél que vive a costa de otra persona. Por ejemplo: “Estoy harto del parasitismo de Hugo: si no busca trabajo, lo echaré de la casa”.
Los parásitos y la evolución
Cuando se habla de parásitos, el foco suele centrarse en el daño que éstos causan en sus anfitriones y en su inevitable adaptación a la respuesta inmunitaria. Sin embargo, los hospedadores también deben aprender a convivir con sus pequeños invasores, dado que ellos colaboran con la selección natural; en otras palabras, la población parásita y los organismos en los que residen evolucionan paralelamente.
Este fenómeno tan destacable del parasitismo nos brinda las herramientas para entender, por ejemplo, la mayor frecuencia de aparición del gen de la anemia drepanocítica en las regiones endémicas de malaria. Por lo general, los parásitos escogen a sus anfitriones muy cuidadosamente y en la mayoría de los casos solamente se relacionan con una especie en particular. Además, prácticamente todos los seres vivos, independientemente de su tamaño (incluso los microscópicos), cuentan con un parásito que no comparten con el resto.
Si a esto se suma el hecho de que algunos parásitos son anfitriones de otros, como ocurre en el caso del hiperparasitismo, es correcto decir que la proporción de parásitos en la flora y fauna a nivel mundial es realmente muy elevada.
Cabe mencionar que existe una razón muy concreta para que los parásitos no lleguen a matar a sus huéspedes, y es que dependen de ellos para seguir existiendo y evolucionando. A través de dicha evolución, por ejemplo, la mayoría de los agentes biológicos patógenos (aquéllos capaces de provocar daños o enfermedades en los organismos en los que se alojan, sean éstos animales o vegetales) acaban convirtiéndose en parásitos.
Cuando el lazo entre ambas partes es muy estrecho, puede darse que ambos experimenten un fenómeno denominado coespeciación, mediante el cual el parásito puede buscar una pareja para procrear en el cuerpo del individuo con el cual se aparee su huésped. Se han estudiado casos, como el del virus espumoso de los simios, en los cuales esta relación ha durado millones de años, y es por eso que su observación resulta esencial para la biología.


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                                       VÍDEO DE PARASITISMO Y COMENSALISMO


                   




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